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#Especial - La Guarida Nacional Puebla


La cultura municipal

Por Fernando de Ita

[Las cuestiones culturales en los municipios son muy complicadas, sobre todo por el desinterés grandilocuente de los gobernadores que no se dan por enterados que aportar dinero a la cultura no es un gasto sino una inversión para la ciudadanía en el futuro…]

Atlixco, Puebla, 18 de marzo (Notimex).? Cuando los municipios con 100 mil habitantes, como este jardín de flores que está a  sólo unos kilómetros del volcán Popocatépetl, tengan una política cultural para darle a niños y jóvenes la opción de poner los oídos en la música, los ojos en la pintura, la nariz en la gastronomía y el cuerpo entero en la danza y el teatro, comenzará la transformación cultural del país que todos anhelamos.

Pero así como el municipio es la cadena más débil en los tres órdenes de gobierno, así la cultura es la Cenicienta de los gobiernos municipales que, salvo escasas excepciones, no ponen ningún  empeño en cultivar a sus conciudadanos.

La diferencia entre un promotor cultural y un veterinario es…

Guillermo Velázquez Gutiérrez, del PAN, comenzó su gestión en 2018 nombrando a un veterinario, sin ninguna experiencia en la gestión cultural, como director de la Casa de la Cultura de Atlixco, de manera que, salvo la inercia, nada sucedía en aquel recinto que desde los años setenta ha sido el epicentro cultural de la ciudad.

A petición de algunos prominentes contribuyentes, el panista llamó al dramaturgo Ricardo Pérez Quitt para ocupar el puesto… pero no el presupuesto, porque no hay partida para la producción y la promoción de las artes, La diferencia entre un auténtico promotor cultural y un veterinario es que el promotor hallará algún modo de mover la rueda.



Casa de Cultura Atlixco

Juguetería teatral

Pérez Quitt aprovechó los convenios del municipio con hoteles y restaurante, y el apoyo de sus amigos pudientes, para organizar del 12 al 15 de marzo  una “Juguetería Teatral” para que niños y jóvenes de Atlixco vieran el teatro que se está haciendo en la región precisamente para la infancia y la adolescencia.

La Casa de Cultura está en el edificio que tuvo el sindicato de los trabajadores textiles cuando Atlixco tenía varias fábricas de hilados y tejidos, y cuenta con un auditorio que el dramaturgo está equipando a duras penas para hacerlo teatro. Ahí se presentó Tiradero a cielo abierto, un soliloquio escrito por Alejandro Román sobre los padrotes de Tenancingo, Tlaxcala, a petición del actor y director de la obra  Mauricio Garmona, egresado del CUT, pero oriundo de Tlaxcala.  Esta  incursión dramática en el  bajo mundo de la trata de personas plantea el tema desde la vivencia del conquistador y vendedor de carne humana. Entre el lirismo y la nota roja Román y Garmona captaron la atención de los jóvenes universitarios que llenaron la sala, porque si algo les interesa a los adultos menores es el amor y el sexo.

La revelación de la identidad femenina

El Coronavirus cerró las escuelas y privó al pequeño convivio teatral de la presencia estudiantil, pero el público variopinto que acudió a la función del viernes 13 también se metió al tema y en el conversatorio, posterior a la obra, se mostró muy agradecido por ver en el teatro estos temas candentes.

El sábado 14 fue el turno del grupo de Xalapa: Teatro Iskay//Teatralizaste, con Érase una vez un rey…, del grupo chileno El Aleph, fundado en los años sesenta por Óscar Cuervo Castro, perseguido y encarcelado en 1973 por el gobierno de Pinochet.

Teatro brechtiano sólo en el sentido de provocar la reflexión del espectador a través de la fábula y el juego. Teatro didáctico por su forma de plantear y resolver el conflicto social. Acaso la forma de este teatro sesentero ya sea vieja, pero su fondo es tan actual que da miedo. Jaime Federico Hernández, el director del montaje, es un hombre de teatro formado en la Facultad de Teatro que inauguraron en la Universidad Veracruzana Elka Fediuk y Raúl Zermeño, trabajó un tiempo en la compañía de teatro de la UV y encontró en el ISSSTE el espacio para seguir en la tarea escénica. Este montaje fue para la graduación de su hija, Aremí Hernández, quien estudió en la misma Facultad que su padre y presentó su tesis sobre el sentido social del teatro. Los tres personajes marginales de la obra son hombres, pero los representaron tres chavas: la ya mencionada Aremí en el papel central de Watusi, el gandalla; Shani Lozano es Ñafle, encarnación del  pueblo bueno y pendejo; y Elizabeth Perlestain como Sonajera, el fiel de la balanza. Las menciono porque la eficacia de este montaje está en ellas, egresadas de la UV. La revelación de la identidad femenina de las actrices está bien lograda y amarra emocionalmente el desenlace a favor del montaje.



Puesta en escena de Érase una vez un rey...

Si así estamos, así seguiremos

Para comentar las escenificaciones y conversar con sus hacedores estuvieron la académica Olympia Guevara, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, lingüista que ha derivado al teatro, y la actriz, promotora y directora Ana Laura Lima, quien está empeñada en un proyecto imposible: abrir un espacio cultural independiente en Apizaco, Tlaxcala.

Lo emocionante de este convivio fue comprobar que la pasión de un hombre como Pérez Quitt por el teatro une otras pasiones, como las de quienes acudieron a su llamado sin otro interés que mostrar su trabajo a un nuevo público, en condiciones precarias pero muy satisfactorias por el resultado, que es el asombro de los espectadores. Si los políticos entendieran, al menos, que la cultura es el traje de luces del servidor público, como decía don Víctor Sandoval, poeta, pionero de la promoción cultural, director del INBAL; si pudieran ver que la cultura no es un gasto sino una inversión para el bien común, este país sería, como Atlixco, un jardín de flores.

Por el contrario, la cultura es un desastre en la mayor parte de los 2,457 municipios de la nación mexicana.

Si así estamos, así seguiremos. NTX/FDI/VRP/JC

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