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Recientes escándalos han mermado a Trump, reforzado a Clinton y realzado la importancia de los debat



Trump ha perdido terreno en los sondeos electorales luego de que logró colocarse muy cerca de Clinton antes de su primer debate. (AP)

Desde el primer debate presidencial del pasado 26 de septiembre, Donald Trump ha sufrido una caída significativa: a su errática y descolocada participación en ese encuentro con Hillary Clinton, en el que la demócrata supo provocar al magnate y hacerlo mostrar sus inconsistencias, hay que sumar escándalos y revelaciones posteriores que han mermado la posición de Trump ante el electorado.

Primero, su obstinación en debatir sobre el peso de Alicia Machado, que fue Miss Universo cuando el hoy candidato republicano operaba ese concurso de belleza, luego las revelaciones de que en 1995 incurrió en pérdidas enormes en sus negocios (de más de 900 millones de dólares) y de que, al deducir esa pérdida, podría haber evitado pagar impuestos por muchos años y, finalmente, la divulgación de que el Fiscal de Nueva York ordenó a la Fundación Trump dejar de solicitar donaciones al carecer de la debida certificación como institución caritativa.

Muchos puntos negativos

Esos tres factores reforzaron la noción, que ha permeado en millones de personas, de que Trump no tiene el temperamento para ser presidente; que tiene actitudes y enconos misóginos persistentes; que su historial de negocios ha estado cargado de fracasos; que podría no haber contribuido al país de modo justo con el pago de impuestos (lo que no es claro, pues el magnate sigue negándose a revelar sus declaraciones fiscales); que si bien su ingente deducción de pérdidas sería legal su debacle empresarial habría arrastrado consigo a inversionistas, proveedores y empleados que no gozaron de las ventajas fiscales que él; y que la imagen de potentado caritativo estaría en entredicho pues su propia fundación no estaría operando en regla.

Por añadidura, como comentó Newsweek, una investigación sugiere que en al menos dos de sus tres más recientes proyectos de construcción, Trump habría optado por usar acero y aluminio de China y no de productores estadounidenses.

Si eso se pone en el contexto de la ruda crítica que el magnate ha hecho de quienes en aras de obtener mayores ganancias optan por dar preferencia a negocios en el extranjero en lugar de respaldar la industria estadounidense, una inconsistencia más salta a la vista. En principio no habría en sí nada ilegal en usar ese acero, pero eso contradice parte de la retórica en la que Trump ha fundado su campaña y el atractivo que tiene para millones de votantes.

En todo caso, los recientes traspiés de Trump y la aceleración mostrada por Clinton ha tenido efecto en la opinión pública: antes del debate el magnate había recortado dramáticamente el terreno que lo separaba de la demócrata al grado de que los sondeos de intención de voto mostraban a Clinton arriba por un pelo, en un virtual empate a escala nacional y con Trump cobrando ímpetu en varios estados clave.

Los números mejoraban

Antes del primer debate, hacia el 19 de septiembre el promedio de encuestas de RealClearPolitics mostraban a Clinton delante de Trump por solo 0.9 puntos (llegó a tener 8 puntos de ventaja a principios de agosto) y, de acuerdo a FiveThirtyEight, las probabilidades de triunfo de Clinton eran 54.8% contra 45.2% de Trump (dos semanas antes la demócrata tenía 70% de probabilidad de victoria).

Y en estados que podrían ser decisivos, la víspera del primer debate Trump iba arriba por 1 punto y tenía 56.4% de probabilidad de triunfo en Florida, de acuerdo a FiverThirtyEight, e incluso en Pennsylvania, un estado de gran peso en la elección y que se ha inclinado consistentemente a favor de Clinton, Trump logró colocarse a 2.5 puntos, dentro del margen de error, detrás de la demócrata.

Muchos en el bando demócrata comenzaron a sentir escalofríos, los traspiés de Clinton le cobraban factura y del lado de Trump se encendía la euforia. Pero tras el primer debate, en el que Trump mostró falta de preparación, y los recientes escándalos que han golpeado al magnate, Clinton ha recuperado una delantera más firme: hoy está 3.9 puntos arriba en el promedio de encuestas de RealClearPolitics y tiene 75.3% de probabilidad de triunfo en el pronóstico de FiveThirtyEigh, portal que además pone a Clinton en Florida con 2 puntos de ventaja y 63.6% de probabilidad de triunfo, cifras que son 5.3 puntos y 80.5% favorables a la demócrata en Pennsylvania


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