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El “botón rojo” que más teme Vladimir Putin si ordena invadir Ucrania


Entre las posibles sanciones evaluadas por los países occidentales, una ha sido bautizada como “opción nuclear” debido a las duras consecuencias que podría tener para la economía de Rusia. El antecedente de Irán y las posibles contramedidas de Moscú


Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea han estado negociando en secreto durante las últimas semanas una batería de sanciones con las que golpear a Rusia si decide invadir Ucrania. El castigo no tendría precedentes, según han asegurado los líderes de las naciones de Occidente, y superaría las sanciones que se adoptaron tras la anexión rusa de Crimea en 2014.


Algunas de las posibles represalias podría tener como objetivo a las grandes instituciones financieras rusas. La Casa Blanca se ha planteado actuar contra los grandes bancos rusos e incluso contra el Fondo de Inversión Directa de Rusia (FIDR), que cataliza la inversión en los sectores más importantes para la economía rusa. Estados Unidos también podría prohibir las transacciones en dólares, la principal moneda del mundo.


Entre las entidades financieras que están en el punto de mira de Washington figuran Sberbank, VTB Bank, Gazprombank, Vnesheconombank y Rosseljozbank, cinco de las más importantes de Rusia que tras la anexión de Crimea ya vieron cómo la UE limitaba su acceso a los mercados primario y secundario de capitales.


Ahora, esas y otras entidades aparecen en un proyecto de ley que ha elaborado el influyente senador estadounidense Bob Menéndez, presidente del comité de Exteriores del Senado, con el apoyo de la Casa Blanca y en el que se delinean algunas de las acciones que Washington podría tomar contra Moscú si invade Ucrania.


La “opción nuclear”


Otra de las posibles represalias que delinea ese proyecto de ley consiste en excluir a Rusia del consorcio de transacciones SWIFT (acrónimo de Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales), que desde 1973 es la base del sistema financiero global porque lo usan 11.000 bancos en 200 países o territorios para poder hacer transferencias.


SWIFT tiene su sede en Bélgica y está gobernada por una junta compuesta por 25 personas, incluido Eddie Astanin, presidente de la junta directiva del Centro de Compensación de Contraparte Central de Rusia. SWIFT, que se describe a sí misma como una “utilidad neutral”, está incorporada bajo la ley belga y debe cumplir con las regulaciones de la UE.


Excluir a Rusia de este sistema ha sido bautizado como “opción nuclear” debido a las terribles consecuencias que podría tener para la economía rusa y para el valor de su moneda, el rublo.


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