La Unión Europea busca endurecer las fronteras para ponerle un freno al turismo ruso
- Redaccion1 Poder Politico
- 16 ago 2022
- 3 Min. de lectura

Cerrar las fronteras para los ciudadanos de la Federación Rusa en una señal clara de repudio a la invasión ilegal de su país a Ucrania. De esta forma los estados bálticos están considerando endurecer las sanciones contra el Kremlin, cercando las normas para que ingresen a Europa, medida que podría generalizarse en el bloque comunitario, dado que el cierre a las conexiones aéreas no ha sido suficiente si se toma en cuenta la cantidad de turistas que llegan desde Rusia.
“Las sanciones más importantes consisten en cerrar las fronteras a los rusos”, insistió recientemente el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en una entrevista con el diario Washington Post.
A partir del 18 de agosto, Estonia, con un gobierno decidido a enfrentar la amenaza que representa sobre Europa el régimen del Kremlin, prohibirá que a pesar de su visa Schengen los rusos puedan hacer paseos recreativos mientras la cruenta guerra se prolonga en el tiempo. Un objetivo: concientizar sobre los abusos de la invasión dispuesta por Moscú, frente a la propaganda de Vladimir Putin para hacerles creer a sus conciudadanos que es sólo una “operación militar” para desnazificar y liberar a Ucrania.
La entrada con un visado emitido en otro país de la Unión Europea (UE), hasta ahora ha sido posible sin ningún problema. Pero el argumento de Estonia, que avisó de la multiplicación de entradas a Europa vía terrestre por su país, es que han realizado visitas turísticas por todo el continente usando a los países bálticos como puerta de acceso. Este antecedente, que ya toma forma concreta en estas naciones y Finlandia, espera extenderse a toda la Unión Europea, idea que ha comenzado a debatirse entre los Veintisiete.
“Es hora de acabar con el turismo ruso”. Fue un pedido que impresionó dentro del bloque comunitario, realizado por la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, quien solicitó a sus socios que ya no emitan visas de turista a ciudadanos rusos.
“Visitar Europa es un privilegio, no un derecho “, escribió en Twitter Kallas. Al igual que el resto de países bálticos, Polonia o República Checa, su país ya no otorga, salvo contadas excepciones, visados a rusos desde el 28 de julio. Se busca que solo los ciudadanos rusos que viven permanentemente puedan moverse con tranquilidad y para aquellos que justifiquen viajar para visitar a familiares.
Cuando en julio se decidió levantar las restricciones por la crisis sanitaria del coronavirus, los ciudadanos rusos han incrementado sus llegadas a Europa y, en particular, a los Estados bálticos. Debido a que las sanciones impuestas no hacen posible ningún vuelo entre Rusia y la UE desde el 28 de febrero, los rusos que deseen viajar hacia el oeste ingresan al espacio Schengen cruzando la frontera terrestre que los separa, en particular, de Finlandia, Estonia y Letonia.
El ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Urmas Reinsalu, confirmó la restricción a la entrada al país báltico de ciudadanos rusos que dispongan de visados para el espacio Schengen. No obstante, la medida afecta sólo a los visados expedidos por Estonia y no está claro qué ocurrirá con los rusos que hayan obtenido visados de otros países europeos.
La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, también expresó su apoyo a la idea de una prohibición europea de otorgar visas de turista a los rusos. Su gobierno está considerando restringir la emisión de visas de turista para ciudadanos rusos. Por ejemplo, asignar sólo un día a la semana para la recepción de solicitudes, adelantó un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores de Finlandia.
Una sanción moral para los rusos, una cuestión de valores. Incluso en Finlandia, algunos puntos turísticos, como las cataratas de Imatra en la ciudad del mismo nombre, un lugar muy concurrido por los visitantes rusos, el gobierno local ha decidido que el himno nacional de Ucrania sea emitido varias veces para manifestar su repudio a la invasión sobre ese país.
En Lappeenranta, una localidad situada a orillas del lago Saimaa en el sureste del país, próxima a la frontera con Rusia, también suena todas las noches sobre el ayuntamiento, replicándose esta fórmula a los centros comerciales populares entre los turistas rusos.















































































































