Influencers alzan la voz: nace en Italia el primer sindicato para creadores de contenido
- Redaccion1 Poder Politico
- hace 5 días
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¿Y si ser influencer dejara de ser solo una moda para convertirse, oficialmente, en una profesión con derechos laborales? Eso es precisamente lo que busca Assoinfluencer, el primer sindicato de creadores de contenido en Italia, y posiblemente de toda Europa, que ya empieza a sacudir el mundo digital.
En un entorno donde los “me gusta“ se traducen en contratos y el contenido viral en ingresos, miles de creadores siguen sin tener respaldo legal o reconocimiento oficial como trabajadores. Frente a esta realidad, Assoinfluencer ha emergido con fuerza para cambiar las reglas del juego.
De acuerdo con lo informado por el medio Euro News, la organización busca brindar protección fiscal, legal y emocional a influencers, streamers, y creadores que trabajan en la web. Aunque nacida en Italia, su impacto ha despertado el interés de otros países europeos, que observan con atención el experimento social-laboral.
Entre los servicios que ofrece se encuentran:
Asesoría legal en contratos y uso de imagen.
Acompañamiento fiscal.
Apoyo psicológico.
Gestión y planificación de actividades digitales.
Según su fundador y presidente, Jacopo Lerussi, ser influencer es un trabajo a tiempo completo con retos invisibles para el público general: “Tienes que saber de comunicación, estadísticas, relaciones públicas, negociación con marcas... y eso sin contar la exposición constante y el estrés que conlleva”.
Lerussi también subraya la necesidad de regular el uso de la imagen de los creadores, especialmente cuando esta se utiliza con fines comerciales sin consentimiento adecuado.
Un trabajo real... aún sin reconocimiento
Según lo dado a conocer, uno de los miembros del sindicato, el actor y creador de contenido Daniele Ciniglio, lo resume con claridad: “Es un trabajo real, que muchas veces exige más que una jornada de oficina, y debería estar protegido como cualquier otro”.
Sin embargo, como él mismo denuncia, la ley italiana aún no sabe cómo clasificar a los influencers: “No puedo pagar mis cotizaciones como creador de contenido, porque el Estado no sabe cómo etiquetarme. ¿Qué soy? ¿Autónomo? ¿Artista? ¿Nada?”
Aunque Assoinfluencer nació hace tres años, su crecimiento ha sido más notorio en los últimos meses, a medida que más creadores enfrentan las consecuencias de una industria que monetiza sus vidas sin brindarles garantías mínimas.
En un ecosistema donde los números lo son todo, esta iniciativa propone un cambio de enfoque: poner en el centro al ser humano detrás del algoritmo.
¿El primer sindicato de influencers de Europa? Quizá. Pero más allá del título, Assoinfluencer representa el inicio de una conversación urgente: ¿cómo protegemos a quienes hoy construyen la cultura digital del mañana?